En el Fin de Semana empecé a mejorar y valorar la comunicación y el diálogo con Dios en la oración y con mis hermanos. Reconocí el valor de escuchar a los demás sin prejuicios, resaltando sus fortalezas y virtudes, abrazando con humildad nuestras debilidades. Ningún sacerdote católico debería perder esta oportunidad de fortalecer su sacramento participando en un Fin de Semana de Encuentro Matrimonial Mundial.  En Ecuador puede vivir esta gran experiencia que en Kenia, mi país, no la encontré.